La ansiedad por comer es un problema muy común que casi siempre nos impide cumplir el objetivo de bajar de peso. Estas irresistibles ganas de comer pueden evitarse, pero no basta con solo tener la voluntad de hacerlo: necesitas algunas ideas que respalden tu lucha diaria. A continuación te daremos algunas recomendaciones para aproximarte más fácilmente a la meta que te has fijado.
Come cinco veces al día y no excedas la cantidad.
Toma el desayuno, la comida principal y la cena, además de dos
colaciones o comidas intermedias (una entre el desayuno y la comida
principal; otra, entre la comida principal y cena). Recuerda: no deben pasar más de cuatro horas entre cada uno de los cinco alimentos del día.
Las comidas no necesariamente deben saciarnos en exceso, hasta sentir
que reventamos; deben, más bien, ser porciones suficientes como para
sentirnos satisfechos. La finalidad de comer con frecuencia es que tu metabolismo se mantenga activo y tu cuerpo no solicite alimento desesperadamente. De colación come verduras o alguna fruta.
Come despacio. Mastica cada bocado al menos veinte
veces: te sentirás satisfecho más rápido. Masticar despacio da tiempo a
tu tracto digestivo para enviar la señal de saciedad al cerebro, que
tarda en asimilarla más o menos diez minutos. Así, entre más tiempo mastiques, menos bocados darás para completar esos diez minutos.
Come más vegetales. Las verduras contienen muchos
nutrientes por caloría. Si no consumimos la suficiente cantidad de
vegetales, restamos a nuestro cuerpo muchos de elementos valiosos, que
después el organismo reclamará exigiendo más comida y con ello aparecerá
una mayor desesperación por comer. ¿Y qué comemos cuando sentimos nerviosismo? Comida chatarra.
Si en vez de dar esos nutrientes por medio de vegetales, optamos por
comer comida chatarra, que no tiene nutrientes, nuestro cuerpo recibe
otra vez una cantidad insuficiente de estos, lo que activa un círculo
vicioso que trastorna la alimentación. Consume lechuga, zanahoria,
pepino, jícama.
Come con hambre. Distingue cuando en realidad tienes hambre y cuando únicamente deseas algo por capricho. No debemos confundir las ganas de comer con lo que sería un simple antojo.
Puedes satisfacer la ansiedad con una colación, como dijimos antes.
Reconociendo cuándo es hambre y cuándo es antojo, podremos elegir qué
comer y en qué momento hacerlo.
Toma agua. Beber de dos a tres litros de agua a lo largo del día, ayuda a disminuir notablemente la sensación de apetito
y calma la ansiedad. Cuando tengas nerviosismo por comer, toma un vaso
de agua y espera diez minutos para que tu cerebro reciba la señal. En
caso de que continúe la ansiedad, come una verdura o una fruta.
Haz ejercicio. Es el mejor auxiliar para disminuir el estrés. Realiza una actividad física (puede ser únicamente caminar treinta minutos continuos, cuatro veces a la semana),
para que descargues el agobio y ayudes a tu cuerpo a oxigenarse mejor.
Con esto disminuirá en gran parte la ansiedad por la comida.
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