lunes, 27 de agosto de 2012

La actividad sexual y los problemas cardiacos

El acto sexual no es algo banal y puede desencadenar una transformación del metabolismo capaz de preocupar –con razón– a la persona convaleciente de un problema del corazón. Este órgano late a 70 u 80 pulsaciones por minuto, las cuales pueden aumentar a 160, al tiempo que sube la tensión arterial. Muchos pacientes experimentan un descenso del desempeño físico como resultado de la enfermedad o la ansiedad y entonces se preocupan; otras veces, son los medicamentos los que provocan disfunciones sexuales.
Los hombres, sobre todo pasados los 50, son más vulnerables a las enfermedades coronarias que las mujeres. Un esfuerzo físico excesivo puede desencadenar una crisis, sobre todo si las circunstancias psicológicas relacionadas con el esfuerzo son considerables. Así, un hombre víctima de una angina de pecho corre más riesgo si tiene relaciones sexuales con una compañera nueva que si lo hace con su pareja habitual. Sin embargo, hay otros parámetros capaces de acrecentar el riesgo, por ejemplo, un lugar inhabitual, una nueva posición o el grado de asombro del varón con la belleza de la amante…
Sólo un 0,6 por ciento de las muertes súbitas están directamente relacionas con la actividad sexual. Pese a todo, conviene saber cómo reacciona el propio cuerpo al esfuerzo y aprender a dominarse durante el periodo de recuperación. Un dato curioso: un acto sexual “medio” equivale a subir, a buen ritmo, dos pisos a pie. En general, la mayoría de los pacientes coronarios puede someterse a este esfuerzo tras la salida del hospital. Cuando los resultados de las pruebas son normales, no hay sufrimiento cardiaco durante el acto sexual ni riesgo importante de accidente cardiovascular.

Después de un infarto

El infarto puede sobrevenir de golpe o tras un periodo más o menos largo de angina de pecho. A veces, el infarto es grave, incluso mortal; pero a menudo los pacientes se salvan, aunque con secuelas de distinta índole.
El infarto raramente sobreviene tras el acto sexual; sólo un tres por ciento de los hombres había mantenido relaciones sexuales dos horas antes de padecer un infarto.
Según las conclusiones de un congreso de cardiología celebrado recientemente en Barcelona, se puede retomar la actividad física y sexual normal ocho o diez días después de la salida del hospital.
En cuanto a los problemas del ritmo cardiaco, éstos se pueden tratar con medicación o con un marcapasos.