sábado, 8 de diciembre de 2012

Artistas toman las calles de Miami durante la exhibición de Art Basel

El artista puertorriqueño Edgardo Larregui posa junto a su gigantesco mural de la cara de una mujer afropuertorriqueña el pasado 5 de diciembre, en Miami, Florida (EE.UU.)







Miami (EEUU), 8 dic (EFE).- El arte que reúne Art Basel Miami, la feria más importante de EEUU, no se disfruta sólo en el interior de carpas y galerías: Las calles y espacios urbanos de la ciudad acogen este fin de semana propuestas de artistas que buscan impactar, entretener y descolocar.
Una de las más llamativas, especialmente por el emblemático edificio que ha tomado, es "Foreverglades", que ha colocado hojas de aluminio gigantes en forma de caimanes sobre la Torre de Libertad de Miami.
Este céntrico edificio de Miami forma parte del registro nacional de lugares históricos de EEUU y fue construido en 1925 en estilo mediterráneo español, con la Giralda de Sevilla como inspiración.
Por el que un día fue el edificio más alto de la ciudad trepan ahora gigantescos caimanes de colores, que no son más que parte de otros animales como conejos, tortugas y ranas que también han tomado estos días Biscayne Boulevard, una de las grandes arterias de Miami.
El trabajo realizado por el búlgaro William Sweetlove en conjunto con el grupo Cracking Art incluye la instalación de unas trescientas piezas secundadas por la galería Ca'd'Oro.
Según explicó a Efe su publicista, Lara Gallardo, "los animales que se escogieron son específicos de los Everglades", un enorme parque nacional que ocupa todo el sur de Florida, con la idea "de traer conciencia social y empezar un diálogo entre la sociedad sobre nuestro planeta".
Las esculturas, confeccionadas con material reciclable, "ayudarán a repensar nuevas formas de conservación y evitar que en un futuro no haya animales cargando botellas de agua".
Gallardo defiende que el hecho de tener las obras expuestas en la calle beneficia a todos los transeúntes que pasan por la zona y celebró que incluso "desde los autos, están tomando fotos".
También está atrayendo estos días mucha atención la golosa y sensual propuesta del estadounidense Peter Anton, que en plena calle ha instalado "Sugar & Gomorrah" una suerte de atracción del estilo del tren del miedo centrado en el erotismo y los dulces.
En un recorrido de apenas treinta segundos por un túnel, el viajero descubre esculturas de dulces y helados, entremezclados con esqueletos sucios y una pareja de amantes semidesnudos.
Su obra es "un intento por activar el hambre de la gente por cosas que le dan placer y forzarlos a rendirse" durante un corto viaje con "Sunshine, Lollipops and Rainbows" de Lesley Gore como banda sonora.
Pero si hay una zona por excelencia de Miami donde el arte esté en la calle es Wynwood, un área de naves industriales donde las paredes se han convertido en enormes lienzos al aire libre y por ella compiten todo tipo de artistas que quieren mostrar al mundo sus murales.
Uno de ellos es el puertorriqueño Edgardo Larregui, quien ha pintado una gigantesca cara de una mujer afropuertorriqueña con el pelo lleno de armas.
"Esta mujer está teniendo un diálogo con la violencia. Nuestra islita, con mucho amor, tiene mucha problemática con la violencia", indicó a Efe el joven artista, consagrado en Puerto Rico y fundador del proyecto comunitario Coco de Oro.
Según Larregui, "este diálogo esta trabajando en nuestros corazones y en nuestra mente. Y están todas las personas ansiosas y desesperadas", pero al mismo tiempo "tratan de no hacerle mucho caso a tanta violencia para poder seguir una vida más alegre".
Larregui, que estudió en la escuela de Artes Plásticas en Puerto Rico, llegó a Miami sin ser invitado por ninguna galería pero con la meta específica de llegar a buscar "una pared para poner mi granito de arena".
También se ven estos días "exhibiciones móviles", como la del artista puertorriqueño y cubano Aslan, quien alquiló un camión de mudanza para recorrer las distintas ferias y exponer su obra "Los Izquierdistas".
"Creo que es una forma más abierta de llevar un mensaje porque lo puedo llevar a diferentes lugares y una forma accesible de que todos vean mi arte", indicó Aslan sobre una iniciativa promovida por la galería rodante Trailer Projects de Puerto Rico.
Su obra "Los izquierdistas" consiste en 25 dibujos que Aslan hace con la mano izquierda, pese a que es diestro, de "personajes y políticos de izquierdas", entre los que incluye al puertorriqueño Pedro Albizu Campos, al cubano Fidel Castro y al saudí Osama Bin Laden.
"Fue tratar de entrar al trabajo de una forma inversa. Esto me trajo unas regresiones porque yo sentía que cuando dibujaba era como si un niño estuviera dibujando", explicó a Efe el artista.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Se abre como museo la casa del pintor ecuatoriano Guayasamín

Quito, 30 nov (EFE).- Hoy se cumplió un sueño de Oswaldo Guayasamín (1919-1999), una de las figuras de referencia del arte contemporáneo iberoamericano, con la apertura como museo de su casa en Quito, que muestra obras de sus artistas favoritos y su propio proceso creador.
"Lo pide que estos bienes culturales, que él durante toda su vida coleccionó, vuelvan a su pueblo", dijo a Efe su hijo Pablo Guayasamín.
Explicó que sería "de un egoísmo terrible" y "criminal" que los descendientes simplemente se quedaran con las obras, pese a su gran valor. Y así, hoy se abrieron las puertas de la casa ante una amalgama de diplomáticos, ministros, empresarios, políticos y algún cantante, como el argentino León Gieco y el chileno Alberto Plaza. Lo que vieron fue una selección ecléctica de obras que van desde vírgenes en marcos dorados del llamado barroco quiteño y crucifijos sangrantes hasta lienzos de Pablo Picasso, Agustín Redondela y Benjamín Palencia.
"Esta colección no tiene precio, es más que maravillosa por una razón, porque está hecha por un artista con su ojo clínico, su ojo crítico", afirmó Pablo Guayasamín. A su padre, explicó, no le interesaba la antigüedad de las piezas, sino su "mensaje cultural" y por ello en las paredes se combinan "la vanguardia con la retaguardia". En el área de vivienda de la gran casa, de 3.000 metros cuadrados, cuelgan las obras de otros, como si Guayasamín quisiera ver el mundo con unos ojos diferentes.
Pero al bajar al estudio los cuadros de gran formato del maestro envuelven al visitante en el universo de su creador. Allí está su trazo enérgico y simple, su paleta de escasos colores para resaltar lo principal, que para él era el dolor y también la ternura.
Es, por ejemplo, la mujer gris de pechos exhaustos que carga a un hijo marcado de costillas, que refleja la preocupación omnipresente por la justicia social de un pintor que siempre dijo ser de izquierda.
Sus familiares también han preservado su biblioteca, su dormitorio, su maletas aun con las etiquetas de la aerolínea Iberia por sus frecuentes viajes a España, sus camisas y su ropa de trabajo, como para querer aprisionar la memoria no solo del artista, sino del hombre.
La casa está situada en un ladera con vistas al volcán Pichincha y al valle andino que ocupa Quito, donde nació Guayasamín, el primero de diez hijos de un taxista y una vendedora de granos por kilo, según su hijo Pablo. Hoy el alcalde en funciones, Jorge Albán, le entregó de forma póstuma el Gran Collar de San Francisco de Quito, la máxima distinción de la ciudad. Lo colgó en el pino a cuyo pie reposan sus cenizas, en el jardín de su casa. Un chamán de la etnia shuar realizó su propia ceremonia para alejar cualquier mal espíritu, agitando unas hojas y escupiendo alrededor del árbol, mientras que Pablo Guayasamín y otros invitados derramaron vodka, la bebida preferida de su padre.
Esa mezcla de lo antiguo y de lo nuevo, lo ecuatoriano y lo universal fue la tónica de la vida del artista, que dedicó sus últimos años a uno de sus proyectos más ambiciosos, la Capilla del Hombre.
Desde la casa se ve la cúpula del edificio, inspirado en un templo del sol inca, que él concibió como un homenaje a la América precolombina y un llamamiento a derrumbar las fronteras latinoamericanas.
La Capilla se inauguró hace hoy exactamente diez años, de ahí que se escogiera esta fecha también para el acto de apertura de las puertas de su casa, aunque el público solo podrá entrar desde el próximo martes.
La Fundación que él creó y que lleva su nombre tiene un acervo de 2.500 piezas prehispánicas, 800 coloniales, 1.000 obras de otros artistas y 230 óleos y 1.300 de dibujos del propio Guayasamín.
Para sacar del almacén todas esas piezas, la entidad busca los siete millones de dólares que costará construir un nuevo museo, llamado Simón Bolívar, que se levantará en la misma zona que la casa y la Capilla, bajo la vista del gran pino que crece con sus cenizas.