Es una práctica que consiste en crear sobre la piel una marca o un
dibujo permanente (tatuaje) por inyección intradérmica de productos que
contienen colorantes e ingredientes auxiliares.
Estas incisiones en la piel, alteran su función de barrera protectora
y pueden producir efectos no deseados a nivel local y sistémico;
efectos que estarán relacionados con las técnicas y los materiales
empleados y que dependerán de la zona del cuerpo donde se realicen.
El problema está en que pueden contener sustancias tóxicas o presentar contaminación microbiológica.
La propia realización de la técnica, así como las condiciones de los
locales donde se realiza, también pueden ser una fuente de riesgos para
la salud.
Uno de los problemas más comunes asociados a los tatuajes son las reacciones alérgicas, y es que existen muchas incógnitas sobre cómo interactuan con la piel los pigmentos que se utilizan.
Los síntomas de estas reacciones alérgicas pueden aparecer hasta
semanas después de su aplicación y van desde picor, enrojecimiento,
manchas, ampollas o incluso la decoloración permanente de la piel y
cicatrices, en la zona donde se aplicó el tatuaje.
Las infecciones también pueden suponer una grave amenaza para la
salud. El 10-20 por ciento de los tatuajes provocan infecciones
bacterianas localizadas en el lugar donde se colocan.
El riesgo de infección depende de diversos factores:
– Higiene del personal tatuador, del material que utiliza o de la técnica empleada.
– Estado inmunitario del usuario.
– Cumplimiento adecuado de los cuidados posteriores de la piel.
Las más habituales están causadas por estreptococos y estafilococos.
También puede haber infecciones por tétanos, tuberculosis y sífilis.
Además ha habido informes de personas infectadas de hepatitis B y C,
debido a las prácticas de tatuaje no esterilizados.
El cáncer de piel es
otro riesgo potencial asociado con los tatuajes, ya que pueden hacer
que sea difícil de detectar el cáncer provocado por los cambios de color
y forma de los lunares.
Un tatuaje también puede provocar la aparición de protuberancias en
la piel que se asemejan al llamado carcinoma de células escamosas.
Según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios
(AEMPS) merecen especial atención, por sus riesgos para la salud, los
denominados Tatuajes de Henna Negra.
Además de Henna, contienen una sustancia denominada p-fenilendiamina,
que desencadena graves reacciones alérgicas y sensibilizaciones.
Esta sustancia se encuentra prohibida en los productos cosméticos de aplicación cutánea debido precisamente a estos riesgos.
En España, los productos para maquillaje permanente y tatuaje se
consideran "productos de higiene personal", que son productos que se
aplican en la piel, y que no tienen la consideración legal de
cosméticos, medicamentos o productos sanitarios.
Es el caso de las tintas para tatuajes, los micropigmentos o preparados destinados al maquillaje permanente y semipermanente.
Antes de hacerse un tatuaje:
- Es importante tener un conocimiento previo de los
productos autorizados y exigir su aplicación en establecimientos que
cumplan los requisitos legales.
- El tatuaje debe hacerlo un profesional cualificado y en unas condiciones higiénicas adecuadas.
- Pide que te muestren el material de uso y comprueba que estén
correctamente esterilizados. Deben estar compuestos por ingredientes
inertes y no tóxicos para prevenir la irritación o reacciones alérgicas.
Es preferible que sean desechables.
- Se recomienda realizar una prueba de alergia de aquellos componentes que se empleen en el tatuaje.
- Escoge una zona limpia y sana, asegúrate de que el dibujo no cubra ningún lunar.
- Si te sale reacción acude al centro y díselo al autor del tatuaje. Si
el problema persiste más de una o dos semanas, consulta al dermatólogo.
- Las personas con alguna enfermedad de la piel, tales como psoriasis,
eccema o una tendencia a la formación de cicatrices queloides deben
consultar con un dermatólogo antes de hacerse un tatuaje.