Tu historia ha salido mal. Sean cuales sean los motivos de tu
separación, no busques herir a la persona que ha sido tu mejor amante:
es un juego peligroso en que ambos saldréis perdiendo.
“Frecuentemente me
asombra la capacidad que tienen las mujeres y los hombres de olvidar el
pasado de su pareja por culpabilidad. Se hacen daño”, explica un
psicólogo de parejas. Tus límites: ni acoso, ni denuncias fiscales, ni
acusaciones deshonestas, ni violencia… ¿No estás de acuerdo? En vez de
agotarte en conflictos inútiles y en enfados, intenta acudir a un juez:
él os tratará de forma objetiva, aunque su decisión no se satisfaga del
todo, y te convendrá porque, al menos, será justo con los dos y no
tendrás la sensación de que te han engañado.
Debes ser honesto con vuestros
amigos y no pedirles que escojan entre tu pareja y tú. No les pidas que
escuchen tus quejas y enfados durante noches enteras. Evita también
confidencias impúdicas: ¿a ti te gustaría que tu ex se desahogara
explicando tus pequeñas manías y tus intimidades? Cuánto más alejes a
vuestros amigos de vuestro divorcio, más posibilidades tendrás de
preservar tus amistades. Pero sé realista: perderás a algunas personas
cercanas que se sienten molestas ante esta nueva situación.
Ellos sufren… Acéptalo: durante un
divorcio, ellos sufren la situación sin poder dominarla y necesitan
expresar sus emociones. Comprende, entonces, que lloren o se enfurruñen.
Explícales claramente que pase lo que pase no es culpa suya porque a
veces se sienten responsables. Diles que les quieres mucho. Y, sobre
todo, no les hagas tomar partido: ya se sienten debatidos entre sus dos
padres y experimentan emociones contrarias. Si se te escapan palabras
muy duras, intenta tener la sangre fría y la cabeza despejada y
explícales que no piensas nada de las cosas horribles que acabas de
decir.
Aunque tú y tu expareja estéis enfadados, no te olvides que,
por su bienestar y equilibro, la información debe circular de forma
correcta entre los dos hogares: angina infantil, fiesta en la escuela,
regalos de Navidad o de cumpleaños… Muéstrate conciliador y echa una
mano a tu ex cuando a él o ella le surja un impedimento. Mantener el
contacto (sin ser obligatoriamente una amistad) es una actitud adulta y
positiva, mucho más preferible que una hosquedad estéril.
¿Un
problema? ¿Dificultades psicológicas? ¿Depresión? ¿Un niño que se viene
abajo? Nunca dudes en consultar a un especialista (psicólogo,
psiquiatra, psicoterapeuta de parejas) para desahogarte, ya que te
ayudará a superarlo.