domingo, 8 de septiembre de 2013

Por qué no sonríen las mujeres

Esta semana circularon en internet tres campañas muy bien logradas, las tres contra la violencia hacia las mujeres. Las propuestas y el alcance que tuvieron me hicieron confirmar que el feminismo no es algo superado sino que es una causa que se renueva, que se esfuerza en encontrar otras vías de comunicación. El feminismo de hoy no es un revanchismo, sino que puede considerarse como humanismo en la medida en que defiende los derechos humanos de todo aquel miembro de la sociedad que por su raza, edad, carácter, condición social o preferencia sexual sea feminizado por el sistema, es decir, colocado en una situación de supuesta inferioridad como objeto de humillación, explotación o maltrato.
Estas tres iniciativas nos ponen al día sobre la situación de la mujer en distintos puntos del mundo.
Alto al tráfico
La primera campaña corresponde a stopthetraffik.org y consiste en un video grabado en la zona roja de Amsterdam. Al inicio parece un show de entretenimiento, una coreografía de cinco mujeres desde sus respectivas vitrinas. Cuando termina el baile, se ve cómo el público entusiasmado cambia la expresión de su rostro, pasando de la euforia a la realidad en segundos. En el muro del edificio se lee la siguiente leyenda: “Cada año, miles de mujeres vienen a Europa con la promesa de una carrera como bailarinas. Desafortunadamente, terminan aquí. Alto al tráfico: ninguna persona debe ser vendida o comprada”. La segunda campaña se llama Stop Telling Women to Smile (Deja de pedirle a las mujeres que sonrían, les recomiendo que visiten el sitio), y tiene la intención de combatir el acoso callejero del que son objeto las mujeres afroamericanas en Brooklyn.
La artista, Tatyana Fazlalizadeh, realizó retratos de las mujeres de la localidad y les añadió frases muy simples para confrontar al agresor: "No me llamo Nena –ni tampoco chiquita, sexy, rica, mamacita, mirreina–", "Las mujeres no están buscando tu aprobación", "Las mujeres no estamos aquí para tu entretenimiento", "Mi atuendo no es una invitación", "Los comentarios sobre mi cuerpo no son bienvenidos", "Ninguna mujer está obligada a dedicarte su tiempo o su conversación". La autora está buscando la forma de llevar esta campaña a otras ciudades y esparcir el mensaje para generar conciencia sobre esta problemática.
Añadir leyenda
Pero Fazlalizadeh está consciente de siempre habrá quien piense que el acoso callejero no es un problema. Por eso señala: “Cuando una mujer alza su voz, siempre hay alguien que intenta convencerla de que sus experiencias no son válidas o importantes. Para mí, como mujer negra, esto es particularmente importante. Procurar que una mujer tenga derechos, que se sienta segura y no acosada sexualmente en su camino a casa me parece que es algo absolutamente prioritario". E insiste: "el acoso callejero está vinculado con problemas más fuertes como la violación y la violencia doméstica; es un tema sobre el control de los cuerpos de las mujeres”.