domingo, 13 de julio de 2014

En Camboya: venden la virginidad de las niñas

La desesperación, el miedo, las deudas y sobre todo la POBREZA, sí en mayúsculas, les terminan empujando hacia una decisión dolorosa. Algo de lo que no se habrían creído capaces hasta que se dan cuenta de que lo van a hacer. Pero la necesidad les empuja y al final las víctimas son sus propias hijas, inocentes niñas menores de edad que terminan vendiendo su virginidad a cambio de un puñado de dólares. No demasiados en muchos lugares del mundo, pero una auténtica fortuna en este país.
Estamos en Camboya y desgraciadamente este tipo de casos están a la orden del día. Pero claro, para que haya esta oferta tiene que haber una demanda que las reclame. Suelen ser extranjeros, normalmente asiáticos ricos que creen que tener relaciones sexuales con una menor virgen les traerá buena suerte y salud. Pero también hay europeos en un negocio pedófilo infame que es muy difícil de atrapar por las autoridades.
The Independent cuenta el caso de una niña que con 10 años se vio obligada a pasar una semana con un británico. 750 dólares - su padre apenas gana 5 al día- tuvieron la culpa de que la pequeña se sometiese esos días a los deseos de este hombre. Una experiencia terrible para intentar ayudar a su familia, muy pobre y numerosa. La forma en la que la joven, en la actualidad con 14 años, relata el suceso pone los pelos de punta.
“No podía entender lo que me estaba diciendo, pero entendí su lenguaje corporal y me decía que me quitase la ropa. No estoy enfadada con mi madre. Somos pobres y tenemos deudas. Es por lo que ella me hizo esto”, cuenta.
Una niña camboyana que vive en la calle.La realidad es que la mayor parte de estas niñas que sufren este tipo de actos lo recuerdan durante toda su vida. Han sido obligadas a pasar una experiencia muy traumática en un momento de su infancia en el que no entienden lo que está pasando.
“No vamos a hacerlo otra vez nunca. No importa lo pobres que seamos, incluso si no tenemos nada que comer o tenemos que comer tierra, no vamos a vender a nuestra hija otra vez. Siento pena por ella”, asegura el padre.
Este es solo un caso, pero el comercio de la virginidad no solo está muy extendido en el país, sino que es un verdadero problema en algunas regiones, como la misma capital. Se ha creado un auténtico negocio que sigue creciendo sin parar. Empezó en los karaokes y en los burdeles, donde muchas menores trabajan como azafatas, pero ha ido extendiendo sus redes a las zonas rurales, donde las familias con escasos recursos son las víctimas perfectas.
Si a esta situación le añadimos que no se pueden permitir denunciarlo, por un lado por la propia cultura de la impunidad en Camboya y por otro porque no pueden costearse un abogado, tenemos una mezcla explosiva que termina con unas pobres niñas, obligadas a dejar atrás su virginidad por un dinero manchado por la falta de escrúpulos de sus propietarios.