lunes, 19 de septiembre de 2011

Qué buscan las mujeres ‘mayor edad ’ en un hombre joven‏

La diferencia de edad en una pareja siempre ha sido un tema controvertido, sobre todo cuando se trata de una relación entre una mujer madura y un hombre joven. Una tendencia en alza que tiene sus adeptos.
Por lo general, este tipo de hombres están buscando una mujer con experiencia, sin complicaciones y con los pies sobre la tierra, que comparta con él su mundo y disfrute los momentos que pasan juntos. Por su parte, una mujer madura se conoce más a sí misma, sabe qué cosas le gustan y qué no, y tiene más claro qué es lo que desea en la vida.
Son mujeres que gozan de cierto estatus y libertad económica, que no necesita un hombre mayor y protector porque se las arreglan solas, así que escogen lo que realmente quieren. A ellos les resultan atractivas la seguridad y serenidad que estas mujeres experimentan a cierta edad. Además, la plenitud sexual no corresponde con la biológica por lo que pueden acoplarse sin problemas
Expectativas y necesidades
Según un estudio realizado en 2007 por un portal online de citas en el que participaron 50.000 mujeres solteras (o disponibles) mayores de 30 años, una tercera parte de ellas mostraron interés por hombres como mínimo 5 años más jóvenes.
Una tendencia que va más allá de un puñado de casos famosos y que según Tina B. Tessina, psicoterapeuta y autora de varios libros sobre pareja y relaciones, tiene su explicación en el cambio de roles ya que las mujeres "somos más poderosas ahora que nunca antes y podríamos necesitar relacionarnos con hombres más jóvenes" y por lo tanto más capaces de adecuarnos a los cambios que imponen a la relación, nuestras carreras o profesiones.
En su opinión, basada en la experiencia en consulta, la diferencia de edad es una preocupación de adolescentes que no se sostiene en la vida adulta porque lo que verdaderamente cuenta es la capacidad de las partes de formar una "sociedad" que funcione. "Una diferencia de 10 o más años tiene poco que ver con lo bien que manejes la relación", dice Tessina.
A partir de ahí muchas cosas han cambiado en la sociedad americana y en el resto del mundo; se ha producido una masificación del fenómeno, un fenómeno sociológico que hoy está siendo aceptado porque hay absoluta paridad a la hora de escoger pareja y ya no son ellos los que eligen. A muchos les parece estupendo que las mujeres disfruten de su sexualidad sin importar la edad de su compañero".

Que entendemos por intimidad‏

En el ritmo al que se mueve nuestra sociedad, es difícil pero necesario pensar en la forma en la que entendemos la intimidad, sobre todo en el ámbito de la pareja. En los últimos años, el concepto ha sido explotado por los medios de comunicación, quienes lo han despojado de su profundidad para entregarnos una imagen vacía y superficial. Lo cierto es que, por lo menos en las relaciones de carne y hueso, la solidez de una relación de pareja se teje con los hilos de la intimidad, es decir, con eso que llevamos muy dentro y que sólo mostramos cuando nos sentimos a salvo, cuando bajamos la guardia y abrimos el alma a la experiencia de entregar lo que somos y de recibir sin juzgar.
Es curioso que muchas mujeres generalicen la actitud de los hombres diciendo que son malos para la intimidad, y con ello no me refiero al sexo, que es una de sus tantas  manifestaciones. Hablo de eso que ocurre después del sexo. Creo que la capacidad de crear intimidad no tiene que ver con el género, sino con una manera creativa de construir un espacio privilegiado de confianza y apertura entre dos personas.
Por más extraño que parezca, la falta de intimidad también afecta a la salud. Una pareja que no construye espacios de intimidad comienza a satisfacer sus necesidades mecánicamente. Desde la mesa hasta la cama, la vida se convierte en una serie de gestos huecos que, a la larga, provocan una suerte de anemia emocional.
La pregunta, entonces, es cómo crear intimidad o cómo protegerla del desgaste de la vida cotidiana. Aquí hay algunos pasos para empezar:
  • Reserva al menos un momento del día para estar a solas con tu pareja, basta con unos minutos en silencio, sin la interrupción de teléfonos o pantallas, digan lo que sienten, escúchense sin interrumpir ni juzgar; no usen las palabras para ganar batallas, sino para mostrar lo que hay en lo profundo del alma.
  • Ponte alerta y mira lo que tu pareja hace por ti. A veces no es el gesto que tú esperas, pero es su forma de entregar cariño. Agradécelo con un acto que sea significativo para tu pareja en un momento en que no lo espera.
  • Cuando salgas del cine, después de visitar un museo o mientras escuchan una canción, habla de cómo te hace sentir la experiencia. Los estímulos del arte son muy poderosos y pueden tender un puente de comunicación que vaya hasta los puntos más escondidos de la sensibilidad.
  • Si están en grupo y tú tienes la palabra, asegúrate de hacer más contacto visual con tu pareja que con los demás. La complicidad es una forma de "intimidad pública".
  • En un mal día, lo último que uno necesita son reprimendas o consejos antecedidos del indeseable "te lo dije, pero nunca me haces caso". Ahórrate la palabrota y concéntrate en contener a tu pareja. Quizás sólo basta con abrazarlo y decirle que, pase lo que pase, tú estás de su lado.
  • Cada vez que tu pareja haga algo que te guste o que te sorprenda, díselo, no importa si se trata de la forma en que se prepara un sandwich o acomoda sus calcetines. La intimidad ocurre cuando dos convierten lo ordinario en extraordinario.
  • Ya conoces las debilidades de tu pareja, ¿cierto? Si en vez de reprochárselo, le propones tu ayuda de manera discreta y amorosa, se sentirá apoyada en lo más profundo de su ser.
  • Vuelvan de vez en cuando a los lugares de su infancia o del tiempo en el que se conocieron. Compartir las huellas del tiempo es un lazo de intimidad muy poderoso.