lunes, 8 de agosto de 2011

La nutriterapia para luchar contra el estrés y la fatiga

Todos sabemos que comer bien es sinónimo de buena salud física y que reduce el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares. Pero ¿sabías que la alimentación influye de forma notable en el bienestar mental? Autora de una obra sobre este tema, la Dra. Verónica Van Der Spek, psiquiatra y nutricionista belga, nos explica las bases de la nutriterapia.

 

Nutriterapia contra el estrés y la fatiga 
Dra. Van der Spek: Soy psiquiatra de formación y actualmente me ocupo exclusivamente de pacientes que sufren ansiedad, depresión, burnout (síndrome de desgaste profesional)… Para curar estos males, por norma general prescribimos antidepresivos que, sin embargo, solo son eficaces en un 60% de los casos.
Los antidepresivos actúan simplemente sobre la recaptura de serotonina, noradrenalina y dopamina durante la transmisión nerviosa. Por lo tanto, se trata simplemente de un tratamiento farmacológico.
Sin embargo, también podemos adelantarnos y actuar directamente sobre la síntesis de los neurotransmisores (serotonina, noradrenalina y dopamina), así como sobre la calidad de los receptores. Aquí es donde interviene la alimentación. El organismo necesita numerosos nutrientes que actúan en sinergia los unos con los otros (vitaminas B y C, hierro, magnesio, etc.) para sintetizar los neurotransmisores. Así pues, si se consumen estos nutrientes, se aumenta la cantidad disponible de neurotransmisores para el cerebro. Podemos favorecer de forma general el metabolismo cerebral a través de nuestra dieta.
Si se mejora la alimentación, se puede aumentar con facilidad la resistencia a la fatiga y al estrés. El magnesio, por ejemplo, es un elemento esencial que nos ayuda a calmar los nervios y a elevar la capacidad de resistencia al estrés.

En la práctica, ¿cómo funciona el principio de la nutriterapia?

Dra. Van der Spek: Podemos decir que yo pongo en práctica la nutriterapia en cierto modo, aunque el término en sí no exista… Además, durante la carrera de medicina, el aspecto nutricional o se aborda muy poco o no se aborda. Esto ha ido surgiendo poco a poco, pero por el momento sigue siendo bastante confidencial. Partiendo de que esta aproximación nutricional no agrada a los grupos de presión farmacéuticos y agroalimentarios, no siempre es fácil hacer que prevalezca esta óptica.
Por mi parte, la atención a los pacientes deprimidos o ansiosos la abordo de forma completa, puesto que comprende a la vez el tratamiento farmacológico y el nutricional (sin olvidar la psicoterapia, en los casos en los que resulte necesaria).
De ordinario, sugiero a mis pacientes que se hagan un análisis detallado a fin de determinar con la mayor precisión posible la proporción de los diferentes nutrientes y ácidos grasos en sangre. Gracias a los resultados, es más fácil saber dónde se encuentran las carencias o los desequilibrios de modo que puedan corregirse.
Si el paciente no dispone de los medios suficiente para hacerse los análisis (que son, desgraciadamente, bastante caros), debe rellenar un cuestionario para que yo pueda conocer con exactitud cuáles son sus hábitos alimenticios y precisar en la medida de lo posible lo que le sobra y lo que le falta.
La mayoría de las veces, un simple reajuste de los hábitos alimenticios resulta suficiente para rectificar los desequilibrios. Pero en ciertas ocasiones, un verdadero replanteamiento de los hábitos alimenticios se revela necesario y algunos pacientes no están dispuestos a cambiar su alimentación. En tales casos, les prescribo complementos alimenticios con objeto de paliar sus carencias. Esto sucede especialmente en el caso de las mujeres en edad de procrear, en las que se observan a menudo deficiencias de hierro.

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